- Antonio Caballero tenía 22 años cuando capturó de manera fortuita un momento que nunca podrá ser olvidado.
CIUDAD DE MÉXICO.- En 1962 se generó un escándalo a nivel mundial cuando una imagen con la entrepierna desnuda de Marilyn Monroe mostraba que la actriz estadounidense no usaba ropa íntima y que tampoco era rubia natural.
El autor de la fotografía que se publicó en medios internacionales fue el mexicano Antonio Caballero, quien, 54 años después relata a Notimex cómo fue que capturó el momento aquel 22 de febrero en el Salón Virreinal del desaparecido Hotel Continental de la Ciudad de México, informa Notimex
“Yo trabajaba como ‘freelance’ para el periódico Cine Mundial y el día anterior me llamó el editor, Octavio Alba, para pedirme que hiciera un equipo, porque Marilyn Monroe vendría a México. La cita era a las dos de la tarde y decidí que me llevaría a Mario Marzano y a José Luis Mújica, quienes eran mis socios en un despacho”, platicó.
Llegaron a las 13:30 horas y para ese momento, ya había varios representantes de medios impresos, como El Fígaro, Esto, Ovaciones y Excélsior.
Cuando el reloj marcaba casi las cuatro de la tarde, la prensa comenzó a desesperar y ya molestos, contemplaron la posibilidad de marcharse hasta que de un elevador apareció la estrella de Hollywood.
El orden que hacía unos segundos imperaba en el lugar, se salió de control y se armó un tumulto. Antonio Caballero solicitaba a sus compañeros que retrocedieran, pues aunque él había quedado en primera fila, tenía muy de cerca a la rubia y se le dificultaba abrir la toma.
Con una gran sonrisa, Marilyn Monroe saludó a los presentes y se dirigió a un sillón para sentarse. Enfrente había una mesa con una cubeta que enfriaba una botella de champaña y una copa de la que bebería la actriz.
“De entre todos los aproximadamente 50 fotógrafos que éramos, yo logré quedar en cuclillas, apretujado y prácticamente a los pies de Marilyn. Debido a que estorbaba la cubeta, pedí que la quitaran y cuando ella toma la copa, descruza la pierna y ahí capté el instante”, explicó.
Lo que se reveló
Para ese segundo, el reportero gráfico, de apenas 22 años, desconocía la imagen que revelaría su cámara tipo Yashica Mat-124. Fue hasta en el laboratorio cuando descubrió las características de la imagen y sus primeras palabras fueron: “¡Órale, qué foto!”.
“Mis compañeros me dijeron que lo había hecho a propósito, que yo había visto que no tenía ropa interior y que como portero de futbol, me aventé con la cámara a tomar la foto, pero eso era imposible, yo no me había dado cuenta y la verdad es que a mí no me gustó la imagen”, admitió.
En tamaño de 8X10 se la llevó a Octavio Alba. Junto a él se encontraban Alfonso Gaona, el entonces dueño de la Plaza de Toros México, y el periodista Jacobo Zabludovsky, quienes le pidieron una copia y se las dejó.
En las siguientes horas, el medio periodístico ya sabía de la foto, pero Antonio Caballero la negó, “pues en esa época era muy feo decir que había tomado el vello público a fulana de tal”, y fue entonces cuando varios de sus compañeros comenzaron a adjudicarse los derechos.
Cine Mundial optó por no publicarla de inmediato, sino dos días después y con una cinta negra de censura.
El costo
Caballero la vendió al periódico en 10 pesos, que era lo que a él y sus colegas les pagaban por foto, pues en aquel tiempo este negocio no estaba tan comercializado como ahora que “todo el mundo se hace llamar paparazzo”.
Días después, un amigo judío, Max Kolozwky (empresario italiano) también se la compró, pero en 20 pesos a fin de mostrarla en Europa, donde Caballero alcanzó fama, misma que comenzó a pagar en México cuando durante una asamblea de la Asociación de Fotógrafos y Camarógrafos de Espectáculos, el laboratorista y luego fotógrafo Fernando Servín, le pidió el negativo de 6X6.
“Lo tenía en un sobrecito y cuando se lo presté, salió corriendo. Yo pensé que al terminar la asamblea lo vería, pero desapareció y entonces, levanté un acta. Aunque ganamos el caso, después suspendí todo porque querían quitarle su departamento de interés social y la realidad es que el pleito era con él, no con su familia”.
Tiempo después de haber vivido esta experiencia Caballero, pionero de las fotonovelas en México, optó por registrar la imagen en Derechos de Autor, aconsejado por el que en ese tiempo era director de la revista Proceso y por el novelista Vicente Leñero.
Sin inmutarse
Cuando la fotografía llegó a Estados Unidos, Marilyn Monroe no le dio importancia, según averiguó.
“En su visita a México ella venía con muy baja publicidad, pues se había hecho de mala fama durante sus recientes filmaciones, así que no se ocupó en comentar nada y tampoco se sintió ofendida, ni siquiera cuando se dijo que no era rubia de verdad y que no usaba calzones”, subrayó.
Después de casi seis meses de su visita a México, Monroe falleció. La primera versión aseguró que se trataba de un suicidio y de ahí, Antonio Caballero fue objeto de burlas. Sus compañeros le decían que por revelar que no era rubia, la actriz había optado por suicidarse.
“Pero no le hice caso a nada de eso. Lo que sí es que para ese momento, mi foto seguía llamando la atención, me dio mucha fama, pero también me causó muchas envidias. Hubo quienes me retaron a golpes, como Luis Mayo que, sin mi consentimiento, publicó la foto en un museo de las calles de Tacuba y decía que era suya”.
El día de la conferencia, la actriz habló de todo y de nada, dijo el artista de la lente. Consideró que a muchos de los periodistas asistentes les faltaba más vivacidad y no ahondaron en el encuentro con la celebridad.
Libro sobre Marilyn, próximamente
“Nunca olvidaré ese día que vi a Marilyn. Cuando apareció fue como ver el sol, irradiaba luz y esplendor. Tenía un angelote tremendo, una belleza, su vocecita, su modo de ser. Se portó muy gentil. Todo el mundo la tildaba de tonta, pero de eso no tenía absolutamente nada, era muy inteligente”.
Para entonces, ya habían venido a México otras artistas como Brigitte Bardot, Merle Oberon y Maureen O’Hara, pero no causaron tanto revuelo porque como bien lo dice Antonio Caballero, “como Marilyn Monroe, no hay ninguna”, concluyó.
En la actualidad, con Alberto Carbot, el fotógrafo alista la edición de un libro acerca de la visita de la actriz en México. Luego de una intensa investigación de cuatro años, revelan varios detalles de su vida. El texto estará traducido al inglés, francés y español.